viernes, 2 de octubre de 2015



Las alianzas de la “Gran Guerra” o Primera Guerra Mundial


En el periodo previo al estallido de la guerra, es decir, desde 1870 hasta 1914, el mundo estaba dividido en bloques de alianzas que el canciller alemán Bismarck se había cuidado de tramar para cubrirse las espaldas y dejar aislada a su eterna enemiga (Francia). De esta manera, hasta 1890 (momento de su caída por el acceso al trono imperial del káiser Guillermo II) traza diversos pactos, estructurados en tres sistemas, que le aseguran aliados.
Otto Von Bismarck, canciller alemán.
Otto Von Bismarck, canciller alemán.
El primer sistema es la Entente de los Tres Emperadores (1873), por la que se unían los llamados imperios centrales de la Europa decimonónica: Alemania, Austria- Hungría y Rusia.
En el segundo sistema incluye la Doble Alianza (1879), entre Alemania y Austria-Hungría, y le suma la Triple Alinza(Alemania con Austria-Hungría e Italia) en 1882, y en 1881 renueva la Entente de los Tres Emperadores.
El tercer sistema data de 1887 y comprende dos pactos. El primero de ellos es el Pacto Mediterráneo por el cual, a instancias de Bismarck se unen Austria- Hungría con Gran Bretaña, Italia y España. El segundo pacto  es el Tratado de Reaseguro por el que fortifica la unión entre Rusia y Alemania. Sin embargo, ser a la vez aliado de Austtria y de Rusia requería una gran habilidad política, pues estaban enfrentadas por las cuestiones de los Balcanes(Rusia apoyaba a Serbia que pretendía anexionarse territorios del Imperio Austro-húngaro para formar “La gran Serbia”). Por ello, cuando desaparece Bismarck del panorama político, se abandona este acuerdo ruso-alemán.
Los franceses no desaprovecharon la oportunidad y en 1894 forman la alianza franco-rusa. Parecía políticamente imposible que la república Francesa, considerada radical en su época y el imperio zarista, autocrático y reaccionario, encontraran puntos en común. Así el continente europeo quedaba dividido en dos bloques: alemán-austríaco-italiano y franco-ruso; y todos ellos compartían su recelo ante los británicos, pues no olvidemos que era la mayor potencia colonial y el mayor poder naval, y durante mucho tiempo se habían vanagloriado de su aislamiento.
La relaciones de Inglaterra con Francia y Rusia eran pésimas, especialmente por los conflictos coloniales (en Fashoda -Sudán- con Francia; y en Asia con Rusia). Todo parecía favorable a que, en caso de unión, se decantara por las potencias centrales. Sin embargo, Alemania comenzó a construir una marina de guerra y su importante desarrollo industrial sumado a su interés tardío por el expansionismo imperialista (recordemos que mientras el resto de las potencias se repartían África y Asia, Alemania estaba en pleno proceso de unificación), le hizo chocar, en primer lugar con Gran Bretaña, pero seguida de su archienemiga Francia.
En 1902 el gobierno inglés decide salir de su ailamiento político y firma un acuerdo con otra potencia en expansión, el Japón meiji, para poner freno a Rusia en Asia. Pero el viraje definitivo se da en 1904 cuando Francia y Gran Bretaña deciden olvidar los acontecimientos de Fashoda y los franceses reconocen la ocupación de Gran Bretaña en Egipto y los ingleses la de sus colegas en Marruecos. No hubo un acuerdo esplícito, sino un buen entendimiento, que es lo que se ha llamado la Entente Cordiale.
Tras esto, los franceses, inmediatamente, intentaron reconciliar a sus aliados y aprovechó la coyuntura. Los rusos tras su derrota ante los nipones (guera ruso-japonesa 1904-05), se mostraron dóciles y los inlgeses estaban cada vez más recelosos de los alemanes, así que en 1907 resolvieron sus diferencias en un convenio anglo-ruso.
Así la Triple Alianza (1882, Alemania, Austria-Hungría e Italia) se encontraba ante sí unaTriple Entente (1907, Francia, Rusia, Gran Bretaña) más nueva, aunque era más imprecisa ya que Gran Bretaña se negaba a adquirir compromiso militar formal.
Así, tras una serie de crisis internacionales (Marruecos, Bosnia Herzegovina y las dos guerras balcánicas) se llega al detonante de la guerra: el atentado de Sarajevo, a partir del cual se ponen en marcha estas alianzas militares, aunque Italia, no cumplirá su parte, y tras mantenerse un año como neutral, en 1915 se unirá a los aliados para luchar en la frontera alpina contra Austria-Hungría.

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